por MamáZorra
Principios del siglo 20, Bogotá, Colombia; llegaba a las altas esferas de la sociedad cachaca una joven cuya belleza, estilo y educación en un Londres elegante y moderno, llamó desde el inicio la atención, no solo de quienes vivían atentos a las últimas tendencias y al cotilleo, sino también de pretendientes adinerados y con ansias de “captar” para sí una buena esposa, más aún si era hija de uno de los constructores más exitosos del momento. Pero Carolina estaba lejos de esas intenciones.
Dotada de un extraordinario talento para el dibujo, se inscribe muy joven en la Escuela de Bellas Artes y saliéndose de ese canon preestablecido, dónde las mujeres se dedicaban a los oficios y la pintura como pasatiempo para llenar sus tediosas vidas, en una sociedad donde aún no se les permitirá siquiera pensar en voz alta, Carolina empieza a explorar el dibujo y las que hasta ahora se denominaban como “Artes Menores” u Oficios Artesanales como la Cerámica y la Fotografía, para interpretar sus inquietudes artísticas y empezar a identificar dichos oficios como medios para responder a sus inquietudes intelectuales desde la creatividad.
Sin embargo, esa “socialite” quisquillosa y conservadora no se permitió observar más allá de la mujer bella, delicada y gentil, llena de gracia y portadora siempre del buen gusto y las nuevas tendencias en moda europea, al punto de recibir el apodo de “Miss Decó” no tanto por la clara influencia de este movimiento artístico en su trabajo y líneas decididas y limpias, sino más bien por su refinamiento y estilo en una sociedad que aún no reconocía a las mujeres como artistas o creativas. Lamentablemente para la historia del arte colombiano, en 1936 Carolina abandona este plano, a la edad temprana de 33 años, víctima al parecer, de una meningitis, arrebatada fortuitamente de lo que pudo haber sido una exitosa carrera, en un tiempo donde aún los tratamientos con antibióticos eran incipientes, y a pesar de haber tenido un matrimonio fugaz y lleno de misterios y secretos con el que habría sido el exitoso médico y ministro de salud, Jaime Jaramillo Arango, su vida se apagó justo antes de viajar a España gracias a una beca para ir a realizar estudios en Artes Decorativas.
Ya se desempeñaba como secretaria en el Ministerio de Guerra, pues su padre se había declarado en bancarrota hacía algún tiempo, y su matrimonio con Jaramillo Arango se convirtió en una relación amistosa pero también llena de asuntos sin resolver, chismes de infidelidades y relaciones lésbicas con Hena Rodríguez, otra pionera del Arte Colombiano del temprano siglo 20 y amiga de Carolina, que por supuesto las familias se encargaron en guardar en viejos baúles y de los cuales, algo se rescató por allá a finales de los 90’s gracias al Museo Nacional, buscando los inicios del Arte moderno en nuestro país y del cual Carolina Cárdenas es sin duda una de las pioneras y primeras intérpretes, con sus dibujos y óleos de lenguaje abstracto en los 20’s, década dónde pudo expresar su genialidad. Ella fue inspiración de pintores y de un par de novelas que ficcionaron su vida para hacerla aún más fabulosa.
ARTÍFICE DE UN SUEÑO Y UNA CASA:
Su Paso por Fusagasugá
La temprana partida de esta gran artista dejó interrogantes, ¿Qué la motivaba a crear? ¿Cómo logra desmarcarse de una cultura dónde las mujeres estaban destinadas al matrimonio y a formar una familia, (y más si tenían un estatus y una herencia que “cuidar”), para dedicarse a sus inquietudes artísticas? ¿Por qué hay tan poca información sobre su tiempo como estudiante y luego como creadora artística? Lo poco que se sabe sobre su paso por nuestro territorio es que se debe a su matrimonio con Jaime Jaramillo Arango, mecenas de la Quinta Jaramillo Arango y de la cual se dice, Carolina habría sido motivo e inspiración para su diseño y construcción en esa primera parte del siglo 20, con un estilo limpio a lo Art Decó, sin embargo para la naciente ciudad y entonces pequeño municipio de clima ameno y vegetación exuberante y llena de vida, ese breve pero intenso paso de la pareja por aquí fue y ha sido, motivo suficiente para hacerla a ella, la Artista bella y misteriosa, parte de nuestra historia, una historia que desearía seguir escudriñando para darle más forma a esa imagen de mujer delicada pero sutilmente beligerante desde sus privilegios, en una sociedad que quería esconder el genio de mujeres que como ella, solo buscaban sus pequeñas libertades, el vivir a su manera en su habitación propia.